
Un domingo, una tarde cualquiera, me dio la vida tu presencia. Tal cual soñé, así como te imaginaba, pero nada dura para siempre y un domingo, una tarde cualquiera, se agotó el tiempo de mi fantasía. Tiempo de caricias -miles- suaves y prolongadas. Terminaron las noches cobijados en un abrazo preñado de silencio y mañanas de café dulce y solo para mí; amargo, con tostadas y frutas para ti. Se agotaron las horas de tenerte y ser tuyo, los paseos por la ciudad que bulliciosa ignora mi alegría.
Te fuiste, otra vez lejos de mí te encuentras, porque aunque te siento aquí -en el pecho- aquí -conmigo- no estás.
1 comentario:
Mientes porque si esta. Vivo, latente, quemando como el fuego, presente en los caminos de tu mente. Anda, mirame desde lejos con los ojos del recuerdo, con la frecuencia de tu enorme, gigantesca sensibilidad, amas, vibras, sientes, vives, respiras el aroma de su recuerdo. Atesora esos momentos felices, guardalos en el baul de los amores. Recordar es vivir... Y los seres amados viven, moran dentro de nosotros, hazle su espacio, ahora cierra los ojos y trata de dormir.
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