Hace varios años -una tarde- sentado en la banca de un centro comercial, empecé a escribir una historia; al hacerlo no pretendía nada más que pasar el tiempo haciendo lo que más me gusta. Esa noche me reuní con una persona muy especial en mi vida y le mostré los pocos párrafos avanzados. Recuerdo que, como la mayoría de las veces, para cuando inicie ya tenía un título en mente: Sombra de ángel. Le comenté a groso modo la trama que pretendía desarrollar y el título pensado, me dijo que lo leído le parecía bueno, que la trama sonaba interesante, pero que eso de sombra de ángel no le gustaba como sonaba; tras una breve pausa, mirándome con sus brillantes y tristes ojos, me sugirió: La sombra de un ángel. Repetí el título un par de veces y me dejé convencer.
Hoy, seis años después, cuando esta persona ni se imagina cuanto marcó mi vida antes de salir por la puerta de atrás de mi corazón, me encuentro con un manuscrito archivado, leído y releído no sé cuántas veces -siempre a riesgo de modificaciones-. La sombra de un ángel es un texto que anhelé convertir en mi primera publicación, pero, como tantas cosas en la vida, no pudo ser.
Cuando inicie este espacio creí que no publicaría nada literario sino una especie de diario, los días de un literato a propia ley -como me catalogara el excelente escritor panameño Justo Arroyo-. Ahora me encuentro, como tantas veces, llenando espacios que creí ajenos a la literatura -aunque el nombre lo sugiera- con las palabras de mi ley... Soy un hombre de compleja sencillez o sencillez compleja que ya ha comprendido que su vida sin la palabra escrita no es vida. Por eso hoy quiero mostrar una breve introducción de La sombra de un ángel -mi primera novela- porque creo que es la mejor manera de invitarte a ti, mi amigo lector, a la aventura de conocerme entre las líneas de una pasión:
Existe un suave lazo entre las letras, el arte y la vida. Un espectro universal que desconoce barreras; muchas veces egoísta, siempre genuino y libre. Leer es la mejor oportunidad que se presenta al hombre para ampliar sus horizontes en sabiduría y cultura; es un goce, generador silente de nuevos mundos.Una tarde escuché decir que el primer mandamiento de Dios para con él mismo es respetar las decisiones de los demás; esa tarde empecé a soñar y escribir; descubrí que buscando razones para evadir la realidad hace uno conciencia de lo importante que es mantener los pies bien puestos sobre la tierra, que nada ni nadie puede detener el tiempo. Entendí que estamos de paso por la vida y tanto la amistad como el amor son una aventura que merece disfrutarse plenamente.Amigo lector, lejos de la premeditada intención de agradar siguiendo esquemas, te hallas ante una narración de fantasías, absurdos y realidades. Una ficción social en la que amistad y familia; retos y voluntades; acción, consecuencia y nuevas oportunidades se entrelazan constituyendo una crónica de lo fugaz que puede ser la vida.
LA SOMBRA DE UN ÁNGEL
pronto...
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