sábado, 29 de agosto de 2009

SOLITARIO (Primera Entrega)

Hace varios años escribí esta historia y la compartí en mi Blog pasado. El tiempo ha continuado su marcha y mi amado país ha entrado en un círculo vicioso de política y necesidades sociales; la violencia parece estar ganando el combate, la sociedad se conforma con palabrería y sentimentalismos, nuestros políticos cosechan glorias y simpatías con las carencias populares.
Hoy quiero volver a compartir SOLITARIO, no porque sea lo mejor que he escrito ni porque dice lo que nadie se ha atrevido. Simplemente quiero contar algunas cosas, en amalgama de verdad y fantasía, con libertad creativa. Es que con el pasar del tiempo he comprendido que nada va a cambiar si no cambia el individuo y yo quiero cambiar, crecer y contribuir a hacer grande esta pequeña tierra. Antes conservé tantos escritos, guardé tanto silencio, pero no más. Vuelve a la luz mi palabra, esta génesis de tantas cosas por contar, vistiendo de esperanza e ilusión una realidad que me llena de pena.
A Modo De Presentación

El panameño es una persona alegre, sencilla y espontánea; muchas veces conformista, casi mediocre; otras veces ambicioso de éxito, un triunfador de primera clase. Panamá es una tierra acogedora en cualquier época del año que ha recibido influencias culturales del mundo entero y se ha hecho una nación cosmopolita. Somos impuntuales, enemigos de recordar viejos tiempos, siempre corremos el riesgo de repetir la historia.

Clases de geografía, cívica, sociología o historia entre tantas que por décadas se han dictado en las aulas de colegios y universidades de nuestro país no bastan para comprender todos los hechos acontecidos en nuestro territorio y la manera en que el pueblo los percibe. Ayudan, es cierto, pero hay que llevar el análisis más allá, debemos enseñar a la juventud a ser crítica. Tenemos que aprender a conjugar lo escrito con la propia experiencia; buscar nuevas fuentes y traspasar límites virtuales, solamente así se descubre el amor por este istmo americano.

El argumento planteado es resultado de recuerdos, experiencias y sucesos recientes, mezclados en una nueva realidad -la realidad literaria-. La historia no es concreta, son a penas breves escenas de una memoria que tocó viejos recuerdos guardados entre los muros de una prisión y los sucesos dados en consecuencia a una prolongada conversación entre dos amigos, uno bastante lejos de su tierra.

Solitario es una novela breve; no es historia ni una verdad absoluta, eso no existe.
 
 
 
Dedicatoria

A Erica Bolívar; la verdadera Erica -mi amiga- una mujer de la que he aprendido tanto. Por las sonrisas y silencios, por sus consejos y confidencias, por todo el tiempo que pasamos juntos.



A los panameños que con opinión y criterio propio no olvidan su historia, nuestra historia. También a aquellos que prefieren olvidar.
 
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"La patria es el recuerdo... pedazos de la vida"
Patria (fragmento)
Ricardo Miró (panameño)





1
Círculo De Lectores

Los argumentos con los que introducía sus memorias de aquella experiencia sucedida una década atrás hicieron que ella, después de dos años, se llenase de nostalgia; volvió a extrañar inmensamente su tierra y deseo volver, no importaba cuán difícil resultara regresar a un país en el que su gobernante, de ideas autoritarias e incuestionables, ejercía su poder sin limitaciones. Esa fue la causa que la hizo salir, junto con sus dos hijos, del amado pueblo, cercano a la frontera, para comenzar una nueva vida en un país cuya belleza y calor tropical prometía mejores oportunidades.

Un medio día, a inicios de año, Gloria pasó buscándolo para que la acompañara a realizar unos tramites y de paso presentarle a una nueva amiga, la misma de la singular aventura que semanas antes le había comentado. Los trámites eran en la Dirección de Catastro y en la compañía de distribución eléctrica. Gloria había conseguido mudar a Erica, como se llamaba la simpática extranjera, desde la ciudad capital, cargada de altos costos, hasta su localidad; un distrito, diminuta ciudad ubicada a poco más de media hora al otro lado los puentes que servían para unir dos grandes masas continentales; estructuras, cada una con su propio tiempo e historia. La química entre Erica y él fue cosa instantánea, los meses siguientes no hicieron más que confirmarlo.

El libro referido era un trozo de historia novelada al que cada lector otorgaba el mérito que más le apropiaba según su juicio. Así fue catalogado desde una lectura extensa y aburrida, hasta una obra de incalculable valor narrativo. Todo aquello pasando por los comentarios del fuerte carácter del autor que se retrata en su obra. Él mismo fue uno de los que, basados en un juicio superficial, consideraron la narración como incompleta; reconocía una trama estructurada con inteligencia y buen ritmo a pesar de su considerable extensión, pero se negaba a otorgarle todos los honores a una producción que dejó de mencionar otras tantas cosas.
-Me lo prestaron en la biblioteca, es del mismo autor cuyo libro reciente fue presentado en el Círculo de Lectores; el mismo al que le envié un e-mail, que nunca respondió, expresándole mi admiración por su trabajo y mi profundo interés en conocerle personalmente. Creo que este libro no es mejor, no me ha hecho sentir a sus personajes como aquel otro. Lo que sí ha conseguido es hacerme recordar y pensar en algunos episodios históricos del país y comprenderlos mejor; mejor ahora, porque cuando sucedieron yo no llegaba al mundo o era un chiquillo todavía. La obra no es mala, pero no le alcanzan los argumentos para ser buena. Aquí han pasado tantas cosas que cualquiera con un mínimo de talento y vocación por la narrativa se haría un espacio de renombre en las bibliotecas con novelas desarrolladas en base a la historia nacional.
-La verdad, yo prefiero leer autores que no tocan la realidad histórica y que de hacerlo te acercan a los hechos, pero planteados como un detalle o uno de muchos elementos que conforman el todo y no como el eje principal de la obra. Si quisiera leer con extrema precisión histórica abriría un texto escolar y sentiría que me preparo para una evaluación tediosa y mecánica de conocimientos, como los muchachos en el colegio. No sé si me explico.
-Claramente. Tampoco yo soy amante de esa exactitud en la narración de los hechos en una producción literaria; prefiero realidades ficticias, la verdad novelada. Para mí leer una novela es un pasatiempo que debe estar lejos de comprensiones demasiado complejas e invariables como la historia nacional. Pienso... pienso... pienso y me sigo preguntando porqué se omitieron tantos hechos y porqué, aún sin faltar a la verdad, otros se presentaron sin todo el matiz de dolor que significó para nuestro pueblo, todo lo que vivimos mientras duró la dictadura militar. Si mencionaste con detalle una cosa, porque limitarte en otra, no sé. Te aseguro que me desconcierta este trabajo.

El concepto general de la obra estuvo en su mente por varios días, sin lugar a dudas algo contenido en los argumentos de este libro lo afectaba singularmente. En la parte final de la nota que envió, al autor, con sus impresiones decía: "Fragmentos de historia nacional contribuyen a ambientar los sucesos que enmarcan la vida del protagonista; experiencias que compartirá con su psiquiatra, una mujer tratando de convencerse de que la esperanza, como el amor, es lo último que se pierde."

La literatura que tantas pasiones despertaba en él había encendido llamaradas de recuerdos, motivación, inspiración y esperanza que intangibles desfilaban ante sí. Nunca supo si el autor se enteró de lo que su pluma había provocado en un lector apasionado que admiraba sus logros en dos mundos tan distintos: el de la medicina y el del arte narrativo.

Él, con su característica intensidad, tomaba impulso con cada palabra y se transportaba a tiempos pasados que ningún otro nacional le había mencionado en todo el tiempo que ella llevaba viviendo en este país, como si lo hubieran borrado de sus mentes, como si nunca hubiesen sucedido. Esa intensidad con la que narraba sus recuerdos iba llenando de imágenes la mente de su interlocutora.
-De ser escritor, que lo he pensado, escribiría una historia muy especial. Empezando por lo que recuerdo del recorrido que pude hacer por el edificio de la cárcel antes de su demolición, de esto hacen ya unos diez años, poco más o poco menos y terminando quién sabe dónde o cuándo.
A aquel tipo solitario le faltaban por vivir muchos años para comprender que a veces no se puede escribir toda la verdad, porque nadie la conoce realmente o porque no existe. También para darse cuenta que otras veces es mejor callar, cuando la verdad duele y no se olvida.

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