martes, 30 de marzo de 2010

Esto se Admira y se Respeta

Lunes 29 de marzo
Me levanto, bebo mi taza de café -dulce- como todas las mañanas -esté donde esté- y reviso mi buzón de correo; luego abro mi cuenta de facebook (inutilidad que he integrado a mis rutinas sin mayor esfuerzo) y leo o escribo algunos comentarios, que si me gusta alguna nota, me llama la atención una que otra foto... De momento siento que hay algo que quiero poner en mi encabezado, es algo que siento y que logro acomodar en un grupo de palabras, escribo:
"Lejos de casa... Ser quien soy, quien quiero ser... Entregarle al mundo mi verdad... ¡¿ENTIENDES?!..."
Y me voy a la calle, sin planes ni objetivos... errante, que así me siento por estos días. Se pasan las horas, regreso de noche a mi aposento tras mirar de todo y no reparar en nada, hablar tanto y no decir nada importante, escuchar un sin fin de ruidos o melodías mas no entender nada... ¡UN DÍA PERDIDO!... Así ceno, sin apetito -más bien con hambre pero sin gusto- y veo un poco de televisión antes de regesar cansado pero sin querer dormir -masoquismo- a revisar mi correo electrónico. Es cuando leo una nota que seguramente ha circulado morbosa por el mundo durante todo el día: Ricky Martin -el sexy latin lover- reconoce su homosexualidad. Y yo lo único que atino a pensar y comentar para mí es ¿era necesario, si eso lo sabe todo el mundo?... Minutos después me veo dando clic a la nota que transcribe la carta que publicara el artista y mi manera de pensar y sentir el asunto se hace ligeramente distinta...

Leo la carta publicada y tomo el último párrafo para agregarlo como un comentario a mi encabezado de facebook -escrito en la mañana, sin saber nada del asunto-: "...Ha sido un proceso muy intenso, angustiante y doloroso pero también liberador. Les juro que cada palabra que están leyendo aquí nace de amor, purificación, fortaleza, aceptación y desprendimiento. Que escribir estas líneas es el acercamiento a mi paz interna, parte vital de mi evolución. Hoy ACEPTO MI HOMOSEXUALIDAD como un regalo que me da la vida. ¡Me siento bendecido de ser quien soy!-"... También escribo: "Hoy era el día"... Luego cambio mi encabezado por: "...Ha sido un proceso muy intenso, angustiante y doloroso pero también liberador..." R.M. y -entre paréntesis- agrego: "(palabras valientes que siento propias)"...

Ahora es cuando me preguntan: Y todo esto qué es... Tú dime... Yo aún no puedo decirlo. Durante varias conversaciones con un grupo de amistades en las clases de teatro se comentó una que otra cosa al respecto del SER o NO SER -y no en homenaje a Shakespeare-... Curiosa-cínica e irónicamente hubo alguien que presenció una de esas charlas y me dijo: Y tú qué... Esta madrugada tengo que escribirlo, porque no puedo hablarlo -por ahora-: NO CENSURO la HOMOSEXUALIDAD, no podría -sería ridículo-. Ninguno de mis comentarios, si bien aludían algo de la homosexualidad de "X" o "Y" persona, fue expresado con la intensión de reprochar la preferencia sexual de nadie.
-Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra-
En este momento reitero mi Admiración y Respeto por Ricky Martin y por todos los hombres y mujeres que han tenido la valentía de compartir con el mundo tan íntima verdad... También por los que aún no logran armarse de valor y aquellos que jamás dirán nada. Todos los que saben qué se siente vivir "Entre Voces y Secretos"...

domingo, 28 de marzo de 2010

Taboga

“Tanto en el cuento tradicional como en el minicuento explora en diversos grados las posibilidades de la literatura realista, fantástica, erótica, metaficcional y del absurdo con dominio creativo de las muy variadas facetas de la experiencia humana… Son los problemas que abruman el cotidiano desempeño de un personaje escritor los que en realidad protagonizan las historias…” En un instante y otras eternidades, obra compuesta por 67 narraciones del escritor y promotor cultural, Enrique Jaramillo Levi -Ganadora de la Sección Cuento del Concurso Ricardo Miró 2005-, es un libro para atreverse. Atreverse a leer y dejarse envolver por cada uno de los personajes y situaciones que nos va presentando un autor hábil y creído -orgulloso-. Atreverse a escribir y reescribir, a dar rienda suelta al ego, esa criatura narcisista que pocos valientes se permiten liberar a plenitud.

“¿Cómo podía serlo, pretenderlo siquiera -¡habrase visto tamaño atrevimiento, arrogancia semejante!-, si el verdadero autor soy yo?”

Libertad que se toma el tiempo y el espacio exacto de una vida, su propia existencia. Realidad sin dudas, fantasía en justa medida, erotismo con elegancia de poeta, absurdo por la madurez que da la experiencia y metaficción, amalgama perfecta. Enrique Jaramillo Levi, un nombre sin rostro para unos, un rostro sin nombre para otros; un tipo serio, de pocas palabras, pero elocuente y con la irreverencia necesaria para hacerse notar con singular gracia.

“Es fácil crear una versión de los hechos cuando no existe ninguna otra… Me oigo hablar y no me sorprende lo que digo. Todo es verosímil si suena creíble, pero para que así sea uno tiene que ser el primero en creerse la historia. Y yo, por supuesto, estoy convencido de la veracidad de cada detalle. Como Dios manda. Lo dicho, dicho y creído está. Y lo escrito, también.”
Llegados hasta aquí, vale preguntarse por qué Taboga -entre todos los títulos que constituyen la obra- para titular esta nota. Aconteció que mientras leía, cuando prácticamente había terminado, tuve oportunidad de visitar -tras aproximadamente 2 décadas de ausencia- Taboga y caminando por sus estrechas veredas -sin pretenderlo- fui a dar hasta el cementerio; allí, de golpe comprendí o me expliqué con satisfacción el impulso de Jaramillo Levi por la metaficción. Entendí la vocación, compartí el orgullo por la propia capacidad creadora.
“Es muy fácil decir que se escribe por afán de expresión; para comunicar experiencias, ideas, emociones; compartirlas con algún lector virtual e, idealmente, algún día, con muchos lectores reales. También lo es observar lo de siempre: que se trata en realidad de una catarsis, de una especie de ritual cifrado de purificación; o a veces, de una suerte de exorcismo a fin de expurgar viejas o nuevas culpas, traumas que al escribir permiten aflorar deseos insatisfechos… Alguna vez fui creyente, sin duda porque me educaron en un colegio católico. No he renunciado a mi religión, pero no la practico. Hay demasiadas normas que me disgustan, dogmas arbitrarios que no soporto. Aunque debo admitir que no he perdido mi fe en Dios.”

Son creaciones breves, pero profundas aún en su simplicidad. Alguna vez evité al escritor, al personaje pálido y de porte altivo. Alguna vez dije que al artista no le va bien ser humilde sino humano, tal vez ese fue el primer paso para llegar –hoy- a estas conclusiones con la obra de este panameño.

“Dijo “Amén”, y ya no dijo más. Y fue suficiente. Porque así como hay hombres de poca fe, también los hay de escasas pero sabias palabras.”

Sucedió en Taboga, la isla del maestro, nuestro Sinán, que soñé con los ojos abiertos y en un mismo instante todo fue pasado, presente y futuro. Y yo mismo fui Sinán y fui Jaramillo Levi y, por supuesto, fui Yo, el más importante. Fue en Taboga, en ese tiempo sin tiempo y espacio sin espacio en donde todo aconteció o está sucediendo.

“Hay textos peligrosos. No se les termina de leer con impunidad. Soy un lector-escritor que no se rinde y asumo los riesgos… ¿Por qué me ocurre tal locura, estoy alucinando? Sólo quería llegar al final del texto pero éste se ha disuelto, y cómo termina carece ahora de importancia porque nada más queda el recuerdo confuso de su lectura antes de convertirme en su reemplazo, en la escritura misma, ésta que inexorablemente soy.”
Fotografías por: Nicolas Van Dijk

lunes, 22 de marzo de 2010

Aquí

Tan lejos de mí existes, tan ausente -invisible-. Te siento aquí -muy dentro de mí- pero aquí -a mi lado- no estás; por eso te soñé, célula por célula, completa creación de mis necesidades. Producto de mi soledad enloquecedora. Noche tras noche, ciclo por ciclo. Soñé tu porte y tu voz; la forma de tus labios, el brillo de tu cabello y el color de tus ojos -mi esperanza-. Con todas mis fuerzas te soñé aquí -a mi lado- aniquilando el fiero vacío que conquista mi existencia.

Un domingo, una tarde cualquiera, me dio la vida tu presencia. Tal cual soñé, así como te imaginaba, pero nada dura para siempre y un domingo, una tarde cualquiera, se agotó el tiempo de mi fantasía. Tiempo de caricias -miles- suaves y prolongadas. Terminaron las noches cobijados en un abrazo preñado de silencio y mañanas de café dulce y solo para mí; amargo, con tostadas y frutas para ti. Se agotaron las horas de tenerte y ser tuyo, los paseos por la ciudad que bulliciosa ignora mi alegría.

Te fuiste, otra vez lejos de mí te encuentras, porque aunque te siento aquí -en el pecho- aquí -conmigo- no estás.

sábado, 20 de marzo de 2010

Celebrando el Día Mundial de la Poesía



BLANCA
Un Poema de Daniel Lara (panameño)
Colección GiraPoema 2010
-Página 69-

domingo, 7 de marzo de 2010

No me da pena decirlo

¡Lloré!
Sucedió el sábado en la noche. Esa mañana me desperté tras una noche intensa; noche de comida deliciosa, licor nacional y cine extranjero... Desayuné, como es costumbre una taza de café negro -bien dulce- y tal cual hice durante toda la semana también frutas y jugo de naranja. No era demasiado temprano, pero tampoco era tarde cuando llegamos al parque, firmamos el libro de visitantes y empezamos a recorrer el primer sendero. Nunca había tropezado con tantas personas en aquellos rumbos como ese día: primero un grupo de estudiantes con su guía, luego varios turistas, empleados del parque, un par de familias -turistas extranjeros-... Pero a pesar de toda esa gente andando por los mismos caminos que nosotros recorríamos, tuve oportunidad de conversar muchísimo con mi amigo. Hablar de todo... Hablar de lo descubierto, analizado y decidido la noche anterior... Hablar de lo que anhelo y pretendo hacer en breve, mediano y largo plazo con mi vida... Hablar de todo y de nada... Tiempo para un par de fotografías; observar aves, mamíferos y reptiles...Regresamos al hotel, almorzamos y descansé un poco antes de continuar con los compromisos que ese día estaban programados en la agenda de la semana más maravillosa que he vivido en mis casi treinta años.

Terminaba el día, regresé del ensayo en el teatro y me recosté un momento. No tenía hambre, me sentía tranquilo, satisfecho y hasta contento... Pero también me sentía inquieto, vacío y algo triste... En algún momento lo miré y me miró...

What's Happen?
Nothing
What do you think?
Silencio...
Come on, tell me what's happen?!...

Intenté explicarle que aunque todo estaba bien, yo estaba mal por su partida. Yo no quería que se marchara... Yo no quería que su visita llegara al final...
¡Lloré!

Lloré, como hacía tiempo no lloraba; lloré, como cuando de niño sentía cosas que nadie jamás pudo entender y en mi frustración inventaba excusas todavía más incomprensibles... Lloré y mi amigo intentó consolarme al afirmar que nuestra amistad es verdadera y será para siempre a pesar de la enorme distancia que nos separa.

No sé si es por pura tristeza o por pura felicidad... "Puede que sí... Puede que no" -como nos decíamos bromeando-... Creo que son sentimientos encontrados...

Pienso en esa canción que alguna vez compartió conmigo mi amiga Mary -de quien conversé con mi amigo-: "Cuando un amigo se va queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. cuando un amigo se va queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río..." Cuando un amigo se va, ahora lo sé... Cuando un amigo se va uno llora... Cuando un amigo se va -aunque irse no sea morir- uno siente que se le va la vida...

Se ha marchado, está de vuelta en su hogar... Hemos vuelto a nuestras rutinas y todavía me niego a que se marche. Mientras él ocupa un puesto en un vuelo intercontinental, yo lloro y le escribo un correo electrónico que podrá leer tan pronto tenga oportunidad de descansar. Mientras escribo esta publicación, lloro tratando de recordar sus palabras y seguir sus consejos...

Nicolas Van Dijk, amigo

¡Lloro!
Y no me de pena decirlo...