lunes, 22 de marzo de 2010

Aquí

Tan lejos de mí existes, tan ausente -invisible-. Te siento aquí -muy dentro de mí- pero aquí -a mi lado- no estás; por eso te soñé, célula por célula, completa creación de mis necesidades. Producto de mi soledad enloquecedora. Noche tras noche, ciclo por ciclo. Soñé tu porte y tu voz; la forma de tus labios, el brillo de tu cabello y el color de tus ojos -mi esperanza-. Con todas mis fuerzas te soñé aquí -a mi lado- aniquilando el fiero vacío que conquista mi existencia.

Un domingo, una tarde cualquiera, me dio la vida tu presencia. Tal cual soñé, así como te imaginaba, pero nada dura para siempre y un domingo, una tarde cualquiera, se agotó el tiempo de mi fantasía. Tiempo de caricias -miles- suaves y prolongadas. Terminaron las noches cobijados en un abrazo preñado de silencio y mañanas de café dulce y solo para mí; amargo, con tostadas y frutas para ti. Se agotaron las horas de tenerte y ser tuyo, los paseos por la ciudad que bulliciosa ignora mi alegría.

Te fuiste, otra vez lejos de mí te encuentras, porque aunque te siento aquí -en el pecho- aquí -conmigo- no estás.

1 comentario:

Mariangeles dijo...

Mientes porque si esta. Vivo, latente, quemando como el fuego, presente en los caminos de tu mente. Anda, mirame desde lejos con los ojos del recuerdo, con la frecuencia de tu enorme, gigantesca sensibilidad, amas, vibras, sientes, vives, respiras el aroma de su recuerdo. Atesora esos momentos felices, guardalos en el baul de los amores. Recordar es vivir... Y los seres amados viven, moran dentro de nosotros, hazle su espacio, ahora cierra los ojos y trata de dormir.