Hasta hace poco tiempo eran muchas las personas maduras que comentaban que la mayoría de los jóvenes en este país no recordábamos los tiempos de la dictadura militar o que otros tantos no habían nacido siquiera, por ende aquello era una simple nota a pie de página en la lección que poco se estudia en nuestro sistema educativo, un incómodo y desconocido sentir. Escribo, no para alimentar amargos recuerdos ni rencores. Escribo para llamar la atención de aquellos que todavía se sienten ajenos a lo que está sucediendo en nuestro país. El presidente y todo su equipo político han dado muestra abierta de su auténtica razón de ser: Déspotas demagogos.
Durante la campaña electoral fueron reiteradas las declaraciones que alimentaban el fantasma de la dictadura militar. Discurso que cumplió con su cometido y ayudó a crear una actitud que rayaba en odio hacia personajes y simpatizantes de otras alternativas electorales que finalmente dieron con la elección de Ricardo Martinelli como el presidente de la República de Panamá en el periodo 2009-2014. Tan pronto se dio ese logro cambió la estrategia y toda la agresividad por la dictadura pasó a ser una canción romántica de juntos lo logramos. La muerte de Guillermo Endara Galimany fue aprovechada para recorrer media ciudad en gesto de solidaridad con todas las personas que salieron a despedir a quien fue llamado “Padre de la de Democracia Panameña” vestidos de blanco, ondeando pañuelos blancos como homenaje al tiempo aquel de manifestaciones callejeras por parte de la Cruzada Civilista, luchando por rescatar la democracia nacional. Una y mil veces el presidente y el alcalde de la ciudad capital se dieron a la tarea de reconocer la magnífica labor de Endara Galimany combatiendo la dictadura; su ejemplo de valentía invaluable, además del legado de libertad y democracia.
Todavía no se cumple el primer año de gestión gubernamental y me atrevería a decir que en este tiempo se ha desplegado la más intensa propaganda gubernamental que ningún otro gobierno -en nuestra historia reciente-. Dicen que ahora le toca al pueblo y yo me pregunto qué es lo que le toca al pueblo: Ministros que han sido rostros de la televisión y gozan de simpatía ajena a toda razón de eficiencia administrativa, otros que abren la boca para declarar cualquier argumento grotesco y hacerse creer valientes, unos de los que no hemos sabido nada. Un presidente viajando -contradiciendo todo argumento de su campaña- en avión nuevo porque el no viaja en cacharros como los otros pobretones que llegaron limpios y salieron millonarios según aseguró. Nepotismo y despidos injustificados, contrataciones directas. Bochornos internacionales -sumisión e ignorancia- ante el irrespeto a nuestro emblema nacional. Influencia sobre todos los órganos del estado. Abusos indiscutibles por hacerse con el control absoluto de la cosa pública. Ineficientes medidas para hacer frente a los niveles de violencia que han afectado incluso a su propia madre. Esto es lo que nos ha tocado durante los primeros meses. Para que no se diga que solamente cito los aspectos más negativos mencionaré que se han realizado algunos pagos del programa 100 a los 70, pero no sin verse afectados por el apuro y necesidad imperante de hacer de todo un show mediático. Los juegos deportivos centroamericanos, en donde nuestros atletas dieron lo mejor de sí y el público dio la talla para apoyar su esfuerzo, pero las fanfarrias fueron para la entrada del emperador de los juegos cuya llama tomó vida de una hoja de papel periódico. El aumento al salario mínimo que espero ayude a la hora de enfrentar un 7% de interés en la cotidiana faena de la gente común. Importante mencionar la multitudinaria marcha por la paz, producto de agrupaciones civiles que terminaron sirviendo en bandeja de plata la oportunidad de quedar bien a un equipo de gobierno incapaz de hacer frente a los hechos que nos afectan. Un nuevo sistema de transporte cuyo principal avance ha sido la creación del logo cuyo concurso fue un cuestionado resultado.
Sí, parece que soy amante de encontrar un pero. Pero resulta que nada de lo antes expuesto es mentira, eso es lo que hemos tenido por cuenta de nuestro gobierno. Personajes en constante lucha por su supervivencia política. Abiertamente interesados en prolongar su simpatía electoral, cambiando de tolda sin más argumento que una hipócrita sonrisa. Hermanos panameños, muchos esfuerzos, sangre y vidas nos ha costado llegar aquí como nación independiente y democrática. Es cierto que muchas veces nos hemos visto enfrentados por la diferencia de opiniones, pero siempre hemos salido adelante por que a pesar todo nos distingue la solidaridad. Ahora bien, también nos caracteriza el poco importa en los asuntos políticos ajenos a la fiesta -cuasi farsa- electoral de cada cinco años. Vivimos condenados a repetir la historia por olvidar el pasado, por negarnos a aprender de los errores y por confiar a la ligera en quien no merece un voto de confianza.
Si el que llegó vistiendo uniforma militar, armado de miedo y desapareciendo valientes encontró una oposición firme y decida; no hay excusa válida para no salir y demostrar el desacuerdo con las acciones del lobo disfrazado de cordero que hoy pretende enloquecernos con su palabrería y actos de imposición para hacerse con el control absoluto de la libertad y derechos civiles. Algunas veces es poco lo que podemos hacer ante las situaciones, tenemos que respetar las estructuras por las que tanto hemos peleado, pero nada justifica que mantengamos el silencio y aceptemos sin protesta alguna los actos de un grupo de personas que tras alcanzar el poder con la confianza de la mayoría de la espalda al clamor popular. Hoy es el momento propicio para que los del pensar que la juventud no siente propio el dolor de las agresiones a su patria salgan y den el ejemplo como ya hicieron una vez con seguridad y compromiso ante el dictador tirano; es el momento para que los jóvenes comprendan la importancia de manifestar la opinión personal y que defender sus derechos es un deber ciudadano. Acaso hemos olvidado lo que tantas veces hemos jurado:
Durante la campaña electoral fueron reiteradas las declaraciones que alimentaban el fantasma de la dictadura militar. Discurso que cumplió con su cometido y ayudó a crear una actitud que rayaba en odio hacia personajes y simpatizantes de otras alternativas electorales que finalmente dieron con la elección de Ricardo Martinelli como el presidente de la República de Panamá en el periodo 2009-2014. Tan pronto se dio ese logro cambió la estrategia y toda la agresividad por la dictadura pasó a ser una canción romántica de juntos lo logramos. La muerte de Guillermo Endara Galimany fue aprovechada para recorrer media ciudad en gesto de solidaridad con todas las personas que salieron a despedir a quien fue llamado “Padre de la de Democracia Panameña” vestidos de blanco, ondeando pañuelos blancos como homenaje al tiempo aquel de manifestaciones callejeras por parte de la Cruzada Civilista, luchando por rescatar la democracia nacional. Una y mil veces el presidente y el alcalde de la ciudad capital se dieron a la tarea de reconocer la magnífica labor de Endara Galimany combatiendo la dictadura; su ejemplo de valentía invaluable, además del legado de libertad y democracia.
Todavía no se cumple el primer año de gestión gubernamental y me atrevería a decir que en este tiempo se ha desplegado la más intensa propaganda gubernamental que ningún otro gobierno -en nuestra historia reciente-. Dicen que ahora le toca al pueblo y yo me pregunto qué es lo que le toca al pueblo: Ministros que han sido rostros de la televisión y gozan de simpatía ajena a toda razón de eficiencia administrativa, otros que abren la boca para declarar cualquier argumento grotesco y hacerse creer valientes, unos de los que no hemos sabido nada. Un presidente viajando -contradiciendo todo argumento de su campaña- en avión nuevo porque el no viaja en cacharros como los otros pobretones que llegaron limpios y salieron millonarios según aseguró. Nepotismo y despidos injustificados, contrataciones directas. Bochornos internacionales -sumisión e ignorancia- ante el irrespeto a nuestro emblema nacional. Influencia sobre todos los órganos del estado. Abusos indiscutibles por hacerse con el control absoluto de la cosa pública. Ineficientes medidas para hacer frente a los niveles de violencia que han afectado incluso a su propia madre. Esto es lo que nos ha tocado durante los primeros meses. Para que no se diga que solamente cito los aspectos más negativos mencionaré que se han realizado algunos pagos del programa 100 a los 70, pero no sin verse afectados por el apuro y necesidad imperante de hacer de todo un show mediático. Los juegos deportivos centroamericanos, en donde nuestros atletas dieron lo mejor de sí y el público dio la talla para apoyar su esfuerzo, pero las fanfarrias fueron para la entrada del emperador de los juegos cuya llama tomó vida de una hoja de papel periódico. El aumento al salario mínimo que espero ayude a la hora de enfrentar un 7% de interés en la cotidiana faena de la gente común. Importante mencionar la multitudinaria marcha por la paz, producto de agrupaciones civiles que terminaron sirviendo en bandeja de plata la oportunidad de quedar bien a un equipo de gobierno incapaz de hacer frente a los hechos que nos afectan. Un nuevo sistema de transporte cuyo principal avance ha sido la creación del logo cuyo concurso fue un cuestionado resultado.
Sí, parece que soy amante de encontrar un pero. Pero resulta que nada de lo antes expuesto es mentira, eso es lo que hemos tenido por cuenta de nuestro gobierno. Personajes en constante lucha por su supervivencia política. Abiertamente interesados en prolongar su simpatía electoral, cambiando de tolda sin más argumento que una hipócrita sonrisa. Hermanos panameños, muchos esfuerzos, sangre y vidas nos ha costado llegar aquí como nación independiente y democrática. Es cierto que muchas veces nos hemos visto enfrentados por la diferencia de opiniones, pero siempre hemos salido adelante por que a pesar todo nos distingue la solidaridad. Ahora bien, también nos caracteriza el poco importa en los asuntos políticos ajenos a la fiesta -cuasi farsa- electoral de cada cinco años. Vivimos condenados a repetir la historia por olvidar el pasado, por negarnos a aprender de los errores y por confiar a la ligera en quien no merece un voto de confianza.
Si el que llegó vistiendo uniforma militar, armado de miedo y desapareciendo valientes encontró una oposición firme y decida; no hay excusa válida para no salir y demostrar el desacuerdo con las acciones del lobo disfrazado de cordero que hoy pretende enloquecernos con su palabrería y actos de imposición para hacerse con el control absoluto de la libertad y derechos civiles. Algunas veces es poco lo que podemos hacer ante las situaciones, tenemos que respetar las estructuras por las que tanto hemos peleado, pero nada justifica que mantengamos el silencio y aceptemos sin protesta alguna los actos de un grupo de personas que tras alcanzar el poder con la confianza de la mayoría de la espalda al clamor popular. Hoy es el momento propicio para que los del pensar que la juventud no siente propio el dolor de las agresiones a su patria salgan y den el ejemplo como ya hicieron una vez con seguridad y compromiso ante el dictador tirano; es el momento para que los jóvenes comprendan la importancia de manifestar la opinión personal y que defender sus derechos es un deber ciudadano. Acaso hemos olvidado lo que tantas veces hemos jurado:
“BANDERA PANAMEÑA
JURO A DIOS Y A LA PATRIA
AMARTE, RESPETARTE Y DEFENDERTE
COMO SÍMBOLO SAGRADO
DE NUESTRA NACIÓN.”
Por Dios que la Amo, respeto y defenderé, así sea
¡Con Paila en Mano!
*Fotos de Noah Burgos durante la protesta contra la Ley 177 (sábado 12 de junio de 2010)
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