Tanto se ha dicho de mis historias en frías noches o en aquellos días con sus tardes en gris que parecen llamar sin descanso a la tristeza. Hoy me pregunto qué hay de malo en amar ese frío o aquel neutro natural si la razón no es otra más que el anhelo de calor y la esperanza de ver aparecer al pie del horizonte un estallido de colores. Si me conocieran mejor, si al menos me conocieran un poco, harían suyas mis horas de luna y aguacero. Seríamos el calor de la compañía, la luz de la ingenua luciérnaga iluminando el estrecho sendero.
Esta mañana me pregunté: dónde está la lluvia de octubre -mi octubre-. Las flores y árboles del barrio se preguntan lo mismo, sospecho que nuestra naturaleza se ha empezado a quedar sin lágrimas. Hoy, tu voz me llamó buscando alivio y la distancia enemiga impidió el abrazo, por eso mi amiga -mi amada noche- buscó valor en sus entrañas más sensibles y desgarró su tranquilidad. Este aguacero son cristales de tu pesar y el rugido de mi pena.
La distancia es la misma, el vacío es el mismo; pero ni tú ni yo cambiamos, siempre somos distintos, al pendiente de aquella cosa invisible que nos mueve. Espero que mi voz te alcance y mi torpe palabra pueda darte -siquiera- un poco de abrigo; que cuando regrese la mañana a despertar las flores, tú sepas que me tienes como ahora tengo este momento en el que la naturaleza me empapa de esperanza.
Llora el cielo, me llueve el alma y se me alivia la vida. Es octubre, es de noche y llueve.
2 comentarios:
poeta, poeta: Es octubre, llueve...pero ya no llueve como antes, el clima anda loco, como yo, como tu, como todos...el niño o la niña...la culpa la tengo yo, la tienes tu...la tenemos todos...Te abrazo poeta, me encantó.
Que lindo entrar a tu BLOG y encontrar de todo un poco!!!! rica lectura, creativa,inteligente, emotiva, directa, real. Me gusta, me pone a reflexionar... me hace suspirar... todo lo que escribes, todo me gusta. Un abrazo dulce como tu.
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