miércoles, 2 de septiembre de 2009

SOLITARIO (Quinta Entrega)

4
Que No Se Olvide


Así como había llegado continuaba su recorrido, solo. Desde las ventanas que daban a la calle la vista no dejaba de ser desoladora; el cementerio sembrado de gente, florecido de cruces y lápidas blancas, las altas rejas negras. Se lograba ver e penas una parte de los autos que pasaban por la avenida que unía el interior del país con la ciudad, vía por la que él transitaba casi a diario. Poca luz y el nauseabundo olor. Atravesó el corredor para entrar en las celdas del lado contrario por cuyas pequeñas ventanas vio a más gente salir desde el comedor al patio y a otros entrar a la misma sección en la que él se hallaba. También observó que algunos pasaban una última puerta situada en una esquina por debajo de las escaleras. Tiempo más tarde conocería ese rincón, el área de visitas, pequeños cubículos donde por instantes programados y supervisados, siempre separados por una jaula de alambre, los reclusos podían ver a su familia. Esa fue la última parte del recorrido, a la que tardó en llegar pues se detuvo a contemplar desde una de las celdas del tercer piso imágenes que seguramente llenaban de nostalgia e impaciencia a los presos. El mar, la playa con sus olas rompiendo contra el antiguo muro de piedras. Después de un trágico diciembre, cada vez más olvidado por sus compatriotas, el cuartel central de la guardia nacional había desaparecido y ahora la vista podía ir unas cuadras más abajo hasta encontrar pequeños botes dedicados a la pesca artesanal, gaviotas y pelícanos, hasta el nicho impoluto de la Virgen Del Carmen se podía ver con claridad; eventualmente, grandes barcos en espera por su turno para atravesar la zanja que parte en dos el estrecho istmo y ahorrar grandes tiempos sin tener que bordear la punta sur del continente también podían ser vistos desde las pequeñas y sucias ventanas del tercer piso. La vista era relajante, esperanzadora.

-Imaginas todo lo que se pudiera averiguar de esos años en que operó “El Ejemplo”, todo lo que no se ha dicho. Tú has llegado ahora, cuando con todo y que la economía anda floja nos llenamos la boca con decir que tenemos democracia. Se dice que ya no existen áreas prohibidas tras cercos, que nuestras fronteras son naturales y que ya no tenemos que ver patrullas de policías extranjeros con aire de superioridad andando por nuestras calles. Aunque bueno, tenemos una peligrosa cláusula de neutralidad que nos amenaza con el pretexto de seguridad para una zanja de agua dulce que ha hecho ricos y prepotentes a unos cuantos que ahora se creen dueños de una empresa de todos los nacionales puesta al servicio del mundo. Cómo nos pesa ese lema en lo alto de nuestro escudo, deberían cambiarlo. Dime si no es más sensato que diga algo como “Tierra en beneficio de su gente” en lugar del servil “Pro mundi beneficio”. De cualquier modo, hoy es más seguro pensar, opinar y hasta protestar con inteligencia y en público. Nos hacen falta por cambiar muchas cosas para merecer nuevamente las distinciones de “la tacita de oro”, “puente del mundo, corazón del universo” y dejar sepultado, pero sin condenar al olvido, las presiones y conflictos con potencias hipócritas y de intereses disfrazados, con los que se sienten “policías del mundo”; con los años de represión militar con sus presidentes de juguete que hicieron de este país el paraíso de los narcotraficantes y la capital del lavado de dinero. Erica y sus hijos permanecían en silencio. -Saben algo de esto ¿verdad? Había estado hablándoles olvidando que ella era extranjera y que posiblemente no conocía a todas luces los detalles que el apenas y mencionaba con un singular tono de cinismo y orgullo que caracterizaba su discurso para las relaciones internacionales con ciertas naciones del norte.
-La verdad, allá vi en las noticias, hace tiempo, algo de lo que me hablas ahora, pero no sé bien los hechos. Aquí nadie más me ha hablado de las cosas que me cuentas.
-No me extraña, aquí vivimos para el momento; cuando sale el sol ya nadie se acuerda de lo que sucedió al anochecer. Tú sabes que sufrimos una intervención militar “NADA JUSTA” que para capturar a un solo cobarde, monstruo que ellos mismos crearon, destruyó cientos de vidas y de una u otra manera nos marcó a todos los que vivimos esos días. Nunca he conversado con un extranjero de esto, visto desde fuera podría parecer una simple maniobra militar que pronto fue superada; un par de fechas, algunos nombres, pero para nada. El asunto no fue ni tan rápido ni tan limpio. La historia de este pequeño país es inmensa aunque la mayoría cree que podría guardársela en una libreta de bolsillo.

No hay comentarios: